Nuestros ganadores
edición 2021
La escuela que es mi casa
Me encontre en la brevedad
del segundo y el instante
que de forma impresionante
vi mi mundo tambalear.
Una alarma ya encendida
cual campana al repetir
y una corona bandida
hoy nos vino a encerrar.
Mis amigos muy distantes,
mis maestros ni se diga,
toco dar la despedida
a mi casa de estudiante.
Hoy las clases son virtuales
y aprendo desde mi hogar,
mis maestros, son mis padres
y el recreo, al descansar.
Hoy me asomo a la ventana
y veo el tiempo volar,
pasan días y semanas,
sin correr y sin jugar.
En un futuro cercano
ya me puedo imaginar
la llegada a mi colegio
y a mis amigos al entrar.
El salir sin tapaboca
con la mano saludar
poder dar un fuerte abrazo
y aire limpio respirar.
Y volver a convivir
dentro de un mismo salón,
y al profesor dando clases
prestarle mucha atención.
Desarrollar y explicar
sin ninguna distracción,
y junto a mis compañeros
hacer una exposición.
Imagino emocionado
a mi colegio llegar
y a la niña que me gusta
poder ir a saludar.
Todo esto lo lograremos
si cumplimos cabalmente
con las normas de salud
que hoy en día están presentes.
El covid nos ha obligado,
con su riesgo tan letal,
a tener mucho cuidado
y a la distancia social.
Yo sé que ya falta poco
para ver lo imaginado,
cumpliré todas las normas
y al salir, tendré cuidado.
Es la bioseguridad,
un tema tan importante,
el cuidar muy bien mi rostro
y mis manos con los guantes.
Se volverá una rutina
salir con el tapaboca,
saludar a la distancia
es lo que ahora nos toca.
Y ya para despedirme
haré una gran petición,
a mi Dios de que nos cuide
y a la gente, discreción.
La escuela que es mi casa
Las grandes historias tienen personalidad . Considere contar una gran historia que proporción de personalidad. Escribir una historia con personalidad para clientes que podrían ayudar a establecer una conexión en la relación. Esto se muestra en pequeñas peculiaridades como opciones de palabras o frases. Escribe desde tu punto de vista, no desde la experiencia de otra persona.
Las grandes historias son para todos , incluso cuando están escritas para una sola persona . Si trata de escribir pensando en una audiencia amplia y general, tu historia sonará falsa y carecerá de emoción. Nadie estará interesado. Escribe para una persona. Si es genuino para uno, es genuino para el resto.
Las grandes historias tienen personalidad . Considere contar una gran historia que proporción de personalidad. Escribir una historia con personalidad para clientes que podrían ayudar a establecer una conexión en la relación. Esto se muestra en pequeñas peculiaridades como opciones de palabras o frases. Escribe desde tu punto de vista, no desde la experiencia de otra persona.
Las grandes historias son para todos , incluso cuando están escritas para una sola persona . Si trata de escribir pensando en una audiencia amplia y general, tu historia sonará falsa y carecerá de emoción. Nadie estará interesado. Escribe para una persona. Si es genuino para uno, es genuino para el resto.
Las grandes historias tienen personalidad . Considere contar una gran historia que proporción de personalidad. Escribir una historia con personalidad para clientes que podrían ayudar a establecer una conexión en la relación. Esto se muestra en pequeñas peculiaridades como opciones de palabras o frases. Escribe desde tu punto de vista, no desde la experiencia de otra persona.
Las grandes historias son para todos , incluso cuando están escritas para una sola persona . Si trata de escribir pensando en una audiencia amplia y general, tu historia sonará falsa y carecerá de emoción. Nadie estará interesado. Escribe para una persona. Si es genuino para uno, es genuino para el resto.
La escuela que es mi casa
Me encontré en la brevedad
del segundo y el instante
que de forma impresionante
vi mi mundo tambalear.
Una alarma ya encendida
cual campana al repicar
y una corona bandida
hoy nos vino a encerrar.
Mis amigos muy distantes,
mis maestros ni se dicen,
tocó dar la despedida
a mi casa de estudiante.
Hoy las clases son virtuales
y aprendo desde mi hogar,
mis maestros, son mis padres
y el recreo, al descansar.
Hoy me asomo a la ventana
y veo el tiempo volar,
pasan días y semanas,
sin correr y sin jugar.
En un futuro cercano
ya me puedo imaginar
la a mi colegio
ya mis amigos al entrar.
El salir sin tapaboca
con la mano saludar
poder dar un fuerte abrazo
y aire limpio respirar.
Y volver a convivir
dentro de un mismo salón,
y al profesor clases
dando prestarle mucha atención.
Desarrollar y explicar
sin ninguna distracción,
y junto a mis compañeros
hacer una exposición.
Imagino emocionado
a mi colegio llegar
y a la niña que me gusta
poder ir a saludar.
Todo esto lo lograremos
si cumplimos cabalmente
con las normas de salud
que hoy en día están presentes.
El covid nos ha obligado,
con su riesgo tan letal,
a tener mucho cuidado
ya la distancia social.
Yo sé que ya falta poco
para ver lo imaginado,
cumpliré todas las normas
y al salir, tendré cuidado.
Es la bioseguridad,
un tema tan importante,
el cuidar muy bien mi rostro
y mis manos con los guantes.
Se volverá una rutina
salir con el tapaboca,
saludar a la distancia
es lo que ahora nos toca.
Y ya para despedirme
haré una gran petición,
a mi Dios de que nos cuide
ya la gente, discreción
Aleta
Mi experiencia en cuarentena
En el año 2020 me ha pasado algo inusual, por motivos de la Pandemia, confinado en el hogar, he tenido que recibir clases de manera virtual.
Con ayuda de mis profes, a través del celular, mis abuelos y la compu, tuve mucho que investigar.
Entre materia y materia, explica y más, reemplacé mis costumbres para lograr atinar.
No fue fácil adaptarme, me acostumbré a caminar, con el sol a mis espaldas y la gente a trabajar, andaba de paso en paso hasta al liceo llegar.
En razón de mis amigos, compañeros y maestros, extrañarlos cada día no pudo evitar.
Además de que en los estudios, en grupos a realizar, mis lecciones no uso completas las debo repasar, ya que los temas tratados son de elemental.
Al justificar mis quehaceres no puedo dejar de pensar, que todos son importantes para poder avanzar.
Tanto Ciencias como Lenguaje, Ciudadanía y Religión, nos dan una base cierta, de aprendizaje mejor.
Los valores aprendidos no puedo justificar, sin el mensaje que quiero, a continuación:
Para mí el mayor reto, al volver a empezar, es unirnos nuevamente y mi rutina continuar, en un ambiente apropiado, con la gente a trabajar, dar lo mejor de sí mismos, en armonía total.
Por ahora me despido, no sin antes acotar, nuestro eterno agradecimiento a ese SER CELESTIAL, por mantenernos saludables y ayudarnos a superar este trance que sabemos, sucede a nivel mundial.
El vestido
Llevo cosiendo un vestido muchos años seguidos, dando mi esfuerzo para conseguirlo. No me he rendido, y no pienso hacerlo, este es el trabajo de mi sueño.
Es el vestido más hermoso de todo el mundo, cuando lo coso siempre dudo, pues me ha llevado trabajo duro y por ello le llamo futuro.
Iba a un lugar muy especial a coserlo, en el cual me enseñarían técnicas de cómo hacerlo. Ahí conocí a buenos amigos, Que me apoyarían en mis intentos.
Mi hilo era como el viento, se metía en la tela como el pasto en el suelo. Verde esperanza era lo que más diferenciaba de todos los vestidos que los demás creaban.
Pero algo pasó inesperado, un virus muy raro llegó. Me obligó a dejar mis clases de lado y el proceso de mi vestido quedó parado.
Me ha tocado coser desde casa no es lo mismo, pues la flojera llama. Sin ayuda, la calidad no es tan buena y el vestido pierde su esencia.
Además, coser con amigos es muy divertido, pero coser solo siempre es algo aburrido. Las clases son algo flojas y las enseñanzas algo costosas.
Pero a pesar de todo, la fe no se pierde porque el vestido se verá reluciente. Cuando vuelva a las clases será increíble y crearé el mejor vestido posible.
Estudiaré todo lo necesario, hasta prepararme al nivel exacto. Comprar todo para estar preparado. Y cuando llegué todo será legendario.
Me esfuerzo porque ese es mi futuro, eso es todo lo que quiero. Construirlo poco a poco, en la escuela donde me esmero.
El alma en la educación
De imprevisto este año todo ha ido cambiando porque una plaga llegó a atacar la salud ahora se debe asegurar. Ya no estudiamos en una institución simplemente se modifica la situación, trasladados de un lugar de voces sonantes, con enorme cantidad de acompañantes, a un hogar familiar y lleno de amabilidad donde nos enseñan en una nueva modalidad.
Al aprender, al estudiar, ahora se usa un medio audiovisual con el cual puedes avanzar, y gracias al apoyo paternal, un aliado encontrarás.
Se enciende una luz, un joven descubrió su virtud debido a que en este momento ha realizado millas de descubrimientos. Qué importa que la cuarentena debamos cumplir, si nuestras metas y deseos nos dejan vivir.
El estudio es como un árbol, que poco a poco ha cambiado, mientras tanto, el profesor, de conocimiento nos sigue abanicando, obteniendo como fruto un colorido y divertido aprendizaje que siempre me será de ayuda a lo largo de mi viaje ya que todo el tiempo lo llevaré conmigo siendo el que me impulse en mi camino.
En poco tiempo aprendí muchas cosas nuevas que me han inundado, me siento feliz de descubrir lo que soy capaz y de que siempre puedo dar más, pero en mi opinión personal una pantalla no puede reemplazar la humanidad, el amor y la lealtad.
Extraño tanto los comentarios risueños que a veces hacían mis maestros, los juegos chistosos que se inventaban cuando el tiempo libre nos sobraba, quiero volver a ver la multitud que se reunía en el receso cada día, la emoción de frente a frente estar nunca nada la podra igualar, por eso creo que seria genial volver a una clase presencial.
Una bicicleta “influencer”
Estoy muy contento que haya salido otro concurso para que muchos niños puedan escribir nuevamente, aunque no sabía cómo participar, pues de verdad en la pandemia, durante el tiempo que estado en casa la rutina ha sido dentro de todo medio normal, mi hermana es mayor que yo y ya no está en casa, además no he participado mucho con los vecinos, solo juego con mi amigo Diego, aunque mi mamá y mi abuela si están en la Junta de Condominio, así que decidí participar relatando como ha sido mi regreso a las aulas y como creo que esta forma ha influido en la comunidad.
En el concurso anterior decía que no sabía como seria el regreso a clases, si en auto, taxi o metro, pues bien, en ninguno de ellos, al final no me fui ni en auto y ni en metro si no que principalmente en bicicleta. Pues sí, en bicicleta, resulta que empecé a manejar bicicleta cuando tenía 5 años y me costaba mucho, no sabía cómo pedalear, la aprendí a usar un poquitito bien. Pero después de cumplir 9 años, pase todo un 2019 usando la bicicleta. Luego cuando comenzó la pandemia aproveché a usarla mejor hasta que llegó diciembre, que tuve despedirme de ella, se la entregaron a otro niño y en el 25 de diciembre del 2020 el Niño Jesús me trajo una nueva bicicleta, que es la que estoy usando ahora, ah y una bicicleta también para mi papá.
Después de una clase en línea sobre el uso de las energías renovables, aprendí que en algunos países recomiendan el uso de las bicicletas para ahorrar energía y evitar la contaminación, así que le pregunte a mi papá sí podíamos ir en bicicleta al colegio, además durante la pandemia las medidas de seguridad eran importantes y estrictas y mis padres y yo no teníamos auto ya que se echó a perder, ni dinero suficiente para pagar un taxi todos los días, y por ultimo no me gusta ir al metro así que había una opción usar la bicicleta que tanto me gusta.
Al principio cuando me fui en bicicleta a la calle por primera vez, junto con mi papá, tenía miedo y me cansaba y siempre pedía agua para quitarme la sed, pero me acostumbré. Yo vivo en la Candelaria y mi colegio queda en la Carlota, según mi papá son como 12 Km, así que poco a poco fuimos practicando en el patio de mi edificio, luego el parque los Caobos, después hasta Plaza Venezuela o Chacaíto y luego fui más allá hasta llegar al colegio, quien sabe si voy más allá del colegio algún día. No fue fácil mientras practicaba a veces me caía, pero me paraba un montón de veces hasta lograrlo y me canso, pero pedaleo un montón de veces hasta lograrlo y lo logro porque me esfuerzo.
Así que cuando comenzaron las clases presenciales en el colegio, estaba listo para irme en mi bicicleta, lo curioso y el motivo de este relato es que cuando iba dándole pedal durante el trayecto comencé a darme cuenta de que las personas me miraban apoyándome, diciéndome vamos que tú puedes y me gusto esa sensación. También ahora siento que lo hago por todas esas personas que se rindieron y cuando voy en bicicleta creo que les cargo de valor haciendo que recuperen confianza.
Cuando vamos al colegio en bicicleta, me despierto después de las
5 de la mañana, tengo que cepillarme y arreglar mi bolso. Pedaleo mientras hablo con mi papá en un recorrido que dura un poco menos de una hora, mientras vamos en camino aprovechamos para hablar de mis clases para acordarme de mis cosas y luego llego cerca del colegio, desayuno y después entro al colegio y guardo mi bicicleta. Los días que tengo deportes me voy en metro o en auto aprovechando la cola de uno de mis tíos.
Pues bien, ir en bicicleta al colegio se ha convertido en una actividad que al parecer ha inspirado o influenciado a muchas personas. Por ejemplo, antes de la pandemia, nunca había visto una bicicleta en el colegio, no estoy seguro de haber sido el primero, pero en el lugar donde pongo la bicicleta antes había una sola, la mía, ahora cuando voy al colegio en bicicleta veo otros niños que están viniendo en bicicleta y ahora hay varias que están al lado de la mía, veo un montón, entonces creo que los inspire. Algunos padres nos preguntaban si eso era posible y les dijimos que el colegio había dado permiso, a lo mejor estimulan también a sus hijos. Bueno me encanta ir en bicicleta, hasta mi profesora de matemática se sorprendió cuando supo que andaba en bicicleta.
Por otra parte, cuando estoy en la calle hay gente que me miran y me saludan, se sorprenden mucho, eso me gusta porque para ellos lo que estoy haciendo es bueno y me gusta, a mi me anima. Me gustaría también pensar que cuando las personas me ven en la bicicleta, quizás piensen en que sí ellos tuvieran una bicicleta como yo no tendrían que esperar por el transporte público para ir a sus trabajos, tendrían la experiencia de disfrutar lo que se siente con la brisa moviéndome por todos lados y observar un gran y hermoso amanecer hacia el este de Caracas o simplemente saludar a personas que se levantan muy temprano, como el señor que saludamos cada vez que pasamos por Sabana Grande o compartir por un rato con otros ciclistas, quisiera que cada día fueran más, después de todo una bicicleta no es tan costosa sobre todo sí se la pides al Niño Jesús.
Al manejar la bicicleta intento darle un buen mensaje, que ir en bicicleta es saludable y bueno para la salud y de verdad mi mensaje es que todo el mundo puede ir en bicicleta no importa la edad porque siempre andar en bicicleta es bueno para la salud y adicionalmente es un aporte al planeta en no contaminarlo. Me siento muy bien manejando bicicleta, aunque sudo, me ayuda a ejercitar mis músculos para que tenga buena salud, mi cerebro se fortaleció, estoy más atento y hace que resista más tiempo, tengo más fuerza, dándole pedal me han crecido mis muslos, ya no soy tan flaquito.
Pero no todo es bonito, hay personas que le han gritado a mi papá, lo llaman irresponsable o loco, por que andamos en bicicleta, dicen que es muy peligroso para un niño, y puede ser verdad, tengo que tener cuidado porque en la calle hay muchos peligros, por ejemplo se me han espichado los cauchos, una vez me caí y fue horrible y otra vez un perro hasta me atacó, pero eso no me desanima, quiero decir que las personas sigan esforzándose y lo hagan mejor que se esfuerzan como yo lo hice para que tengan un destino mejor. Mi papá siempre me dice que vea para los lados para evitar accidentes con los autos. Algunas veces se me olvida hacerle los cambios cuando voy en bajada o en subida por eso él está allí para ayudarme con seguridad
y por supuesto siempre con mi casco para cuidar mi cabeza.
También para aprender más sobre las bicicletas participo en un club de bicicletas para niños, hay unos hasta más pequeños que yo, en lo cual hice amigos, quizás pueda aplicar esta idea en el colegio, también le enseñe a mi mamá a andar bicicleta ya que ella quiere aprender bicicleta igual como yo lo aprendí para que todos estemos en bicicleta juntos como en familia. Realmente espero que todos entiendan que andar en bicicleta es muy bueno, solo hay que respetarnos todos en la calle, así podremos hacer la tarea todos juntos.
Fin.
La silla vacía
Mi abuela Matilde, mi tío y yo habíamos viajado durante tres días y dos noches hacia aquella ciudad tan alta y tan fría donde éramos como unos pollitos puestos a helar en la parte de arriba de la nevera de mi casa (una muy viejita de esas que hacen hielo), y allí en aquella fría ciudad lejos de casa y de nuestro país se anidó la esperanza de finalmente conseguir la cura para aquella terrible enfermedad a la que mi abuela solo llamaba “la basura”, allí íbamos a sacar la basura de su cuerpo para poder tenerla con nosotros más tiempo.
Y es que ahora que lo pienso una abuela es para una familia como el pegamento que lo mantiene todo unido, mi mamá tiene razón al decirlo, ya casi llega diciembre y pienso que se puede tener una noche buena y fin de año sin juguetes y hasta sin hallacas, pero las abuelas en esas fechas son infaltables, siempre nos bañamos temprano y nos colocamos la mejor pinta para ir a sus casas donde nos sentamos todos a oír música decembrina, escuchar los cuentos de las travesuras de los abuelos, mamá, papá, tíos y hasta de uno que otro vecino que se llega a nuestra mesa porque en su familia ya no hay abuelos y cada quien pasa en sus casas, creo que por eso es que la casa de los abuelos es tan importante, es el lugar fuera de la casa donde nos sentimos mejor que en la casa, pero bueno lo que quiero contar aquí es como trascurrieron esos largos y a la vez tan cortos cuatro meses.
Un día mientras yo jugaba mi abuela tuvo un sangrado enorme al bajar de la moto, su sangre cubrió su cama y dejaba un camino por todo el piso, tuve mucho miedo al verla así y como mi mamá no estaba cerca llamé a los vecinos para que me ayudaran, ellos la llevaron al médico quien la envió con un especialista, y en menos de quince días mi abuelita y todos estábamos enfermos, ella con cáncer y nosotros con una tristeza tan grande que nos hacia un hoyo profundo en el pecho; mi familia intento muchas cosas pero no lograron conseguir el tratamiento así que decidieron que mi tío, ella y yo iríamos con mi mamá a Quito, donde mi abuela tendría su tratamiento, yo no podía está más feliz, aunque fuera por algo malo por fin todos estaríamos juntos de nuevo, mi mamá, mi hermanita y nosotros.
El viaje fue bastante tranquilo aunque mi abuela no la paso muy bien, su dolor era fuerte podía notarlo, durante todo el viaje la paso tendida sobre una colchoneta que se apoyaba sobre dos asientos del autobús y ella se movía constantemente buscando acomodo, se veía pálida, adolorida y flaca, muy flaca, ella casi no comía nada porque no quería ir al baño, y yo no quería que fuera, cada vez que iba al baño lloraba mucho creo que su dolor se hacía muy insoportable, sin embargo se hacia la fuerte y volteaba a verme y sonreía preguntando como estoy, si quería algo, si estaba bien o si había tomado mis pastillas para no marearme, ella siempre se ocupada de todos aunque muy poco nosotros de ella.
Cuando llegamos la emoción fue grande, volvernos a ver era como un sueño, aunque a veces también tenía sus partes de pesadilla o de película de terror o suspenso, viéndola a la abuela ir y venir del hospital, ella aferrada a vivir y las situaciones aferradas a hacerle la vida difícil con el cáncer, pero luego de un par de intentos y amigos del trabajo de mi mamá ella recibió el tratamiento, pasaba una semana en el hospital cada veinte días para recibir quimioterapias; un químico muy bueno para acabar con el cáncer pero muy malo para
todas las demás funciones del cuerpo, cada vez que salía del hospital ella estaba pálida como un papel, vomitaba todo lo que comía y estaba demasiado débil durante unos días, poco a poco iba recuperándose y cuando estaba bien de nuevo le tocaba ir al hospital.
Así fue durante unos meses, al principio fue muy difícil pero luego supimos que estaba funcionando muy bien, no había más cáncer en otras partes del cuerpo y su tumor del colon estaba desapareciendo; ella por fin podía usar ropa normal y salir a caminar sin dolor. Así pasamos una navidad juntos sin hallacas porque mi abuela no podía comerlas, pero comimos pavo por primera vez, al menos era la primera vez para mí, no salimos de casa pero no necesitábamos hacerlo, estaba en casa lo que necesitábamos y queríamos, la familia.
Llego el día en que mi abuela recibió su última quimio, el final del sufrimiento había llegado, el tumor había desaparecido y por fin volveríamos todos a casa, y lo hicimos, justo unos días antes del comienzo de la pandemia de covid-19 en todo el mundo, gracias a Dios mi abuela no tuvo que vivirla dentro del hospital, cualquier virus podría matarla decían sus médicos, pues la quimio había acabado también con sus defensas, y las defensas son muy importantes para mantenernos sanos.
Hasta el párrafo anterior habría sido el mejor final para este cuento, pero la verdad es que en su última quimio mi mamá Matilde (como le gustaba que la llamara) murió, su tensión subió mucho, no fue atendida a tiempo sufrió un infarto y se fue al cielo, la mujer más amorosa, dulce, tierna, trabadora y la mejor abuela que pude tener dejó de existir, así no más después de tanto luchar. Ella hizo tanto bien en su vida que Dios y todos en el pueblo nos ayudaron para traerla a casa y enterrarla en nuestra tierra, al menos aquí están cerca sus restos donde puedo ir a contarle todo lo nos pasa. Durante esta pandemia nuestra familia ha tenido que superar muchas cosas y aprender a vivir sin una de las personas más importantes en nuestra vida, darle ánimos a muchos que han perdido a alguien también durante este tiempo, mi mamá contrajo covid, fue una de las primeras en mi pueblo, estuve agradecido de que ella estuviera asintomática aunque pasamos más de un mes sin vernos a raíz de eso.
Hoy con la pandemia muchas familias han tenido que vivir una situación parecida a la mía, casi en todas las familias este virus ha enviado al cielo a una madre, un padre, un hermano, un tío, un hijo o una abuela. Ahora que llega diciembre no puedo parar de pensar en todas esas sillas vacías que quedaran en nuestras mesas, y ese hoyo en el corazón que tienen todas las personas que perdieron a alguien muy querido, por eso a quien me lea quiero decirle que los entiendo, que se lo que siente, ha pasado todo un año y nueve meses y yo aún comparto con ustedes ese dolor de tener en mi mesa una silla vacía, pero este año les pido que vean a pesar de ese dolor a los seres queridos que aún mantiene caliente su lugar en la mesa, y aunque no haya hallacas, no haya juguetes ni haya fiesta piensen que aún tienen lo que quieren y necesitan, que los valoren y lo disfruten, y digan todo lo que bonito que sientan y quieran decir, porque no sabemos cuál será esa próxima silla vacía.
Fin.
La vida es bonita
Es bonita la vida, más si la vivimos en compañía de nuestra familia. Yo viví intensamente estas experiencias hermosas, en tiempos de pandemia cuando todos estábamos bajo la medida de quédate en casa.
Todo comenzó cuando me enteré de que ya no podíamos ir a la escuela y que nuestras clases iban a ser virtuales me puse muy triste, a mi mente se me vino mil preguntas ¿ahora qué voy hacer? ¿Cómo será eso de las clases virtuales? Yo no entendía nada.
Hasta que mis padres decidieron organizar mi horario de estudio: en mis tiempos libres junto a mis papas sembramos varias plantas; plantamos girasoles y otras variedades de flores muy bonitas, a mí me gustan mucho las flores, también cultivamos plantas medicinales: como albaca morada, la paja de limón, una planta que llamamos acetaminofén porque es bueno para la fiebre, la sábila, el orégano y otra variedad de plantas que nosotros los wayuu utilizamos como bebidas curativas ante el covid 19. Los amigos y vecinos que tenían síntomas de esta peligrosa enfermedad, venían a nosotros y le regalábamos de nuestro sembradío, porque mis papas siempre me dicen que debemos ser solidarios con todos.
Con la llegaban de la temporada de las lluvias le dije a mi mamá que quería sembrar frijoles, patillas y auyamas, como lo hacía mi tío Manuel, mi tío Alexis, mi abuelo Alfonso, que en tiempos de aguaceros siembran, por eso mi mamá me regalo unas semillas y las sembré. Después de mucho tiempo crecieron y al fin florecieron. Luego a esperar que dieran sus primeros frutos todas las mañanas corría a verlas, hasta que un día mi mamá me pidió mirar las plantas. Qué emoción sentí al ver que las matas de patillas ya tenían unas hermosas sandias.
El resto del tiempo me dedique a cumplir con mis actividades escolares las cuales al principio me costó mucho entender, confieso que me fue muy difícil sin la explicación de mi maestra, era a través de whatsapp por donde ella me enviaba cada día las tareas. Los primeros días para mí fue muy triste y tener que aceptar no estar en mi escuela, con mi profesora y mis compañeros. Para mayor complicación teníamos un solo teléfono que compartía con mi hermana y mi primo, nos turnábamos para hacer los trabajos, por esto no nos alcanzaba el tiempo, y se me acumulaban las tareas, esto fue muy preocupante para mí.
Con el paso de los días me fui adaptando con la ayuda de mi mamá que le toco orientarme a mí, a mi hermana y a mi primo, alternaba su tiempo con sus quehaceres del hogar, así con la ayuda de mis padres aprendí muchas cosas; ya no me parecía tan difícil, es más, en algunas ocasiones yo hacia mi tarea solita porque algunas actividades eran muy fáciles. Hasta yo a veces ayudaba a mi primo con sus tareas, todos podemos hacer de maestros.
Un día llego la gran noticia del regreso a la escuela, estaba muy emocionada, grite y salte de la alegría, que emoción tan grande sentía en mi corazón, al fin conocería a mi maestra y a mis actuales compañeros, no dejaba de pensar como sería mi primer día de clases, estaba emocionada, a la vez preocupada, porque no tenía ni uniforme, ni útiles escolares para asistir a mis clases.
Se acercaba el día y yo sin uniforme y de pronto se me hizo el milagrito, llego mi prima de visita y me trajo de regalo dos uniformes de mantas wayuu, que ya no le servían, porque ya ella está muy grande y en otro grado, fue motivo de gran alegría para mí, gracias a ella ya tenía uniforme. Dos días después a otra prima le regalaron un bolso con un poco de útiles y me los llevo no eran todos los útiles, pero tenía lo necesario para yo poder asistir a mi primer día de clases. Siempre le doy gracias a Dios y a ellas por estos regalos tan grandes para mí, el Niño Dios les pague. Yo me sentía afortunada porque escuché por una amiguita, que su mamá con lágrimas en sus ojos tuvo que vender su precioso cabello para poderle comprar el uniforme y los útiles escolares necesarios para comenzar las clases. Esto también me entristeció mucho.
Al llegar el gran día, de mi primer día de clases, mi mamá y yo nos paramos bien temprano, para ir a la escuela, ella me llevaba de la mano y mi corazón se me quería salir de pura alegría. Al fin estaba en la escuela, todo se veía bien limpio y bonito, sobre todo por las bellas flores que me sonreían desde las jardineras. En este espacio tan lindo resaltaban los implementos de bioseguridad a la vista de todos, invitando a su uso. Nos recibieron en la entrada para lavarnos las manos y claro teníamos que traer nuestros tapabocas bien puestos. Mi maestra me dio la bienvenida, hermoso estaba mi salón que estaba decorado con carteleras y afiches. Mi mamá me dejo con mi maestra y esta me presento con mis compañeros; al fin pude conocer a mis compañeros, nos hicieron muchas recomendaciones para cuidarnos del virus. Yo estaba en mi clase emocionada y feliz.
Para cuidarnos del virus y como medida de protección asistimos a clase una vez a la semana, pero para mí son suficientes para hacer nuevos amigos, con quienes comparto cada día que tenemos clases, estamos aprendiendo muchas cosas desde cómo cuidarnos del covid, así como también los valores que debemos tener en familia y en la escuela, también estamos aprendiendo otros conocimientos que nos servirán mucho en nuestras vidas.
Mis sueños y esperanzas es que termine esta pandemia y todos podamos asistir diariamente a clases, abrazar a mi maestra y a mis compañeros, jugar al gato y al ratón, al toqui-toqui y a otros tantos juegos divertidos; y que ya no nos digan:
¡mantengan el distanciamiento!
Así también que salgamos de esta crisis: de que no tenemos nada para comprar comida, ni para comprar nuestros útiles escolares, ni para estar aseados y sanos. Situación que tiene tan mal a todas las familias de mi hermosa Guajira y de toda Venezuela. Sueño que algún día me convierta en una gran y excelente abogada, para ayudar a mucha gente de la Guajira sobre todo a los niños y niñas. Sueño también en que las familias wayuu y no wayuu que viven en esta hermosa tierra sean unidos en todo lo que ellos quieren y todos puedan saber que, a pesar de las cosas tristes, LA VIDA ES BONITA….
Fin
El ave féxix
Cuando comenzó la pandemia nunca me imaginé que iba a llegar a algo así, separarme de los compañeros del colegio, de mis familiares y amigos de mi calle, nunca entendí que para salir al frente de la casa, debía usar una máscara y lo más conmovedor saludar y abrazar a la gente con la mirada, lo escribo y me parece que estuviera leyendo uno de esos cuentos de ficción, donde el villano- El COVID 19- nos tiene a todos atrapados con sus malvados poderes. No me acostumbro a esta nueva vida, porque he crecido en un lugar, donde todas las tardes podemos salir a correr, andar bicicleta y patines, o solo sentarnos en la grama a ver las nubes y contar las estrellas, hasta que nuestros papás nos llaman a cenar, pero ahora lo que estamos viviendo es una sensación de susto y miedo, no podemos salir, porque existe el riesgo enorme de contaminarnos y enfermar a los abuelos, de este diminuto virus, estoy aprendiendo a conocer o creo comprender el gran daño que le ha causado a tanta gente en mi país y en el planeta, que me gustaría que mi relato ayudara de alguna forma a salir adelante, aunque estemos pasándolo un poco mal.
Al principio de la pandemia estaba muy triste, porque no podía hacer mi vida de niña normal, sino que tenía que quedarme en casa, mirando por largas horas desde la ventana pasar la tarde, y el fantasma de la ausencia de mis amigos en la calle jugando, y aunque fue muy difícil para mí, lo superé, creo que con la gran ayuda de mis padres, sus asignaciones diarias, y las constantes lecturas de obras infantiles que siempre busco para pasar estos días de encierro y soledad, ya sabía que esto no iba a terminar, las noticias en internet lo informan a cada rato, de un día para otro esto no va a cambiar y pasarán meses y tal vez años para que este virus se acabe, así que estando una de esas tardes de lectura en mi casa, recordé la obra de Harry Potter, donde la enseñanza que me dejó, es que, El Ave Fénix Renace de sus Cenizas. Así que decidí inventarme una pócima mágica, pero adaptada a mi realidad, o algo que me motivara a seguir hacia adelante, porque no me quería quedar con los brazos cruzados y no hacer nada, mientras que los demás pasaban por situaciones mucho más difíciles que la mías.
Entonces como yo realizo muchas actividades extracurriculares le pedí permiso a mis padres y aplicando las normas de bioseguridad, en mi tiempo libre, que ya era bastante, comencé a enseñarles a mis amigas y vecinas de la calle donde vivo, mis actividades culturales, organicé horarios, horas, días y grupos, y fue como comencé a darles mis clases de flamenco, que he venido aprendiendo desde los 3 añitos, es un gran tiempo en mi vida dedicado a esta disciplina artística, presté mis faldas, mis tacones, y mi profesora me envió coreografías de baile vía internet para ensayar, fueron tardes maravillosas, nos reímos, hicimos
una coreografía para los padres, y hasta preparamos una entrega final, y aunque no la logramos presentar al público en general, pudiera ser para esta navidad mostremos el trabajo final. Y como no quería dejar a los niños a un lado, empecé a enseñarles a hacer yoga, de clases que me enviaba mi tía para estar más relajada, les enseñé a ellos las posturas de animalitos - rana. perro, montaña, media luna, árbol, cangrejo y tortuga- para que les llamara más la atención y juntos pasábamos ratos de relajación y muchas risas y compartir.
Y como a mí me gusta trabajar mucho con manualidades, y sobre todo con papel se me ocurrió comenzar a enseñarles a los más pequeños, la realización figuras de origami, que es el arte de doblar papel, siguiendo los patrones y terminas obteniendo una figura hermosa, como una grulla o una mariposa y muchas variedades de formas. Como vi que muchos niños y niñas de la calle tenían patines, y yo sabía andar muy bien, en las tardecitas con el permiso de sus papás, comencé a dictar clases de patinaje artístico, dos días a la semana, claro que ellos llevaban todas sus protecciones necesarias para patinar sin ningún riesgo, de hecho hicimos varias muestras en las calles de nuestras casas, con coreografías que habíamos practicado anteriormente, y se nos ocurrió la idea de hacer un video mostrando coreografías y tips para patinar mejor y rutinas de ejercicios fáciles para realizar en casa. Fueron días muy lindos, y a pesar que el virus no ha pasado, creo que cambiamos las formas de nuestros miedos y hemos aprendido a vivir con él, por supuesto cuidándonos mucho. Finalmente creo que yo he contribuido un poco en esta pandemia, soy una niña, se podría decir, pero deseo que este mundo y mi hogar vuelva de nuevo a la normalidad, que este virus se muera y no vuelva jamás, y espero que otras personas también se animen desde lo que puedan aportar, en cuanto a la música y todas las artes, y sus oficios, que se permitan cambiar las tristezas de los niños, por momentos de felicidad. Todos podamos ser como el Ave Fénix, cada uno de nosotros podemos ser felices con esta historia que nos ha tocado vivir. Debemos renacer cada día, con alegría y convencidos que somos más poderosos que este virus.
Fin
Realidad paralela
Años anteriores la respuesta de un estudiante ante la pregunta ¿Qué significa para ti regresar a clase? Era: “volver a ver a mis amigos, jugar con ellos en el receso, hablar de todo un poco, poder ver y hablar con la niña o el niño que me gusta” no importa qué edad tenga ese estudiante o que año cursa todos de alguna manera se sincronizaban para dar la misma respuesta, porque sin darse cuenta eso era lo que hacían, yo me uno al sentimiento, como estudiante que soy decía y sigo diciendo lo mismo por que siendo sincera a un joven no le emociona mucho volver a batallar con esas materias que simplemente no le gustan o no son los mejores en ellas, a un joven no le emociona pensar que le van a dejar 5 tareas de cada asignatura, ni que al día siguiente va a tener 3 exámenes, 2 exposiciones y 1 interrogatorio ¡y todo eso el mismo día!, o que va tener que volver a toparse con el mismo profesor estricto de todos los años que piensa que un joven debe hacer las tareas lo más cercano a la perfección (cuando que todos sabemos que la perfección no existe…o al menos no en este plano terrenal), a un joven no le emociona volver a escuchar los mismos comentarios hirientes que sus compañeros le hagan, tampoco le agrada tener que toparse con el o los que le hacen bullying , ni ver cómo es invisible para la persona que le gusta...para nadie es un secreto que el regresar a clase puede ser lo mejor del mundo para algunos pero por otro lado puede ser un infierno para otros, por que por alguna extraña razón los adultos creen que todos los niños son felices en el colegio pero no se dan cuenta que no es así, ellos se vanaglorian de saber más que sus hijos por que tienen más tiempo habitando este mundo o por que han vivido muchas
más cosas que sus hijos y si en algo tienen razón es en eso, en tener muchos más años conociendo este mundo que a veces puede ser muy bueno pero otras muy cruel y a pesar de que solo tengo 16 años ocupando un lugar en este mundo me he podido dar cuenta de muchas cosas que los adultos no pueden ver, por que el ser una adolescente me da un “Don” para sentir y ver lo que siente cualquier otro adolescente o preadolescente y aunque nuestros padres también fueron niños tal parece que se les olvido, parece que ellos llegaron a este mundo siendo ya adultos porque no logran darse cuenta de lo que realmente les pasa a sus hijos y yo con tan solo
ver los rostros de los demás muchachos, ver como hablan, como se expresan, como actúan, lo que hacen y lo que no hacen me puedo
dar cuenta de muchas cosas, cosas que posiblemente ellos no hablan con nadie o casi nadie, es como si mis ojos fueran rayos X pero no para ver sus huesos sino sus pensamientos, sus sentimientos, ver como son en realidad, los padres creen conocer a la perfección a sus hijos pero si me pagaran una moneda por cada que escucho decir: “tú no me conoces en verdad, no sabes como soy, quien soy, lo que me gusta, lo que me hace feliz” fuera rica y antes de los 21 años ganándole a Bill Gates, tampoco quiero aparentar que se mucho porque existen personas que pueden saber mucho más que yo y eso no está mal cada persona adquiere su sabiduría de forma distinta, algunos por edad, otros por experiencias vividas en su larga vida, otros por nutrirse de muchos libros, lo que yo considero que es mi sabiduría la “gane” viendo, escuchando, leyendo, empatizando, viviendo, en pocas palabras la adquirí de muchas maneras posibles y eso me ha ayudado a comprender muchas cosas y a empatizar mucho más con los demás por eso me arriesgo al decir como es el regresar a clase para los jóvenes, o al menos como quieren, como imaginan que sea.
El estudiar en casa fue posiblemente lo mejor que le pudo pasar a “el futuro de Venezuela” (nosotros) por el simple hecho de no tener que ir al colegio, no ver, no escuchar, no vivir lo que nos hace sufrir pero no todo es malo también se viven momentos de alegría en el colegio o en el liceo a pesar de todo uno siempre consigue buenas amistades que te hacen más llevadero los años de estudio, que te hacen desear con todas tus fuerzas ir todos los días a estudiar solo para pasar ratos alegres con ellos pero el COVID-19 también acabo con eso y por eso el regresar a clase era una esperanza a volver a nuestra normalidad de antes, a la normalidad de un día antes de que el mundo se detuviera, pero lamentablemente no todo es color de rosa todos teníamos expectativas muy altas sobre dicho tema pero al igual que se cae una hoja de un árbol, así se cayeron nuestras expectativas.
Pasamos de estar todos juntos en un salón a solo estar la mitad, de jugar, de hablar, de chismear, de comer en el receso a ni siquiera poder pararnos de la silla a caminar para estirar las piernas, pasamos de cumplir un horario de lunes a viernes a solo ir dos días (o un día en el peor de los casos) a la semana o de estar tantas horas a solo estar medio día, antes a la hora del recreo podíamos conocer a esos nuevos compañeros que ingresaban a nuestro salón pero ahora sin recreo y sin poder acercarnos mucho a los demás los nuevos compañeros seguirán siendo extraños para nosotros porque todo está en nuestra contra para poder conocerlos y eso sin contar el uso del tapaboca que aunque todos entendemos que es por nuestro bien es algo a lo que nadie estaba acostumbrado o bueno nadie que no fuera doctor o enfermera ya que ellos en ciertas ocasiones si lo tienen que usar pero no siempre, antes se nos podía olvidar el lápiz, el borrador, el sacapunta o la cartulina para la exposición pero ahora lo que no se nos puede olvidar por nada del mundo es el tapaboca, el gel antibacterial, el distanciamiento social, el no bajar la guardia con nadie ni siquiera por un micro segundo porque ese micro segundo se puede convertir en tener que despedirte de tus seres queridos porque te descuidaste y los contagiaste y en el peor de los casos ser ellos los que te despidan a ti, en cualquiera de los dos casos sigue siendo triste ver como una luz se apaga y mucho más si esa luz es joven, llena de vida, con sueños que cumplir, con metas. Aunque tenemos que adaptarnos a esta nueva “normalidad” seguimos sin poder hacerlo, por más que lo intentamos simplemente no podemos pero cuando toca, toca, y esta vez nos tocó estudiar en unas circunstancias nunca antes imaginadas pero que puede resultar de mucho aprendizaje para nosotros, y el aprendizaje más “cliché” en cierto modo en estos momentos es el aprender a valorar eso que tenemos, sea mucho o sea poco, ahora valoramos más las amistades que tenemos, los profesores que nos nutren de sus enseñanzas, valoramos la familia que nos tocó, valoramos y anhelamos el plantel educativo en el que estamos, el poder respirar aire fresco, el poder salir así sea para el colegio…lamentablemente aprendimos a valorar todas esas cosas que antes eran tan estúpidas o insignificantes para nosotros pero que hoy añoramos como un viejo a su niñez y aunque el regresar a clase no fue para nada como creíamos al menos se volvió una realidad, realidad que pensábamos que no iba a volver por lo menos no hasta después de 3, 4 o 5 años, realidad a la que no queremos soltar ni hoy, ni mañana, ni nunca.
Cada escuela, cada liceo, cada niño/a tiene un criterio y unas experiencias diferentes a las mías tal vez mis vivencias con el retorno a clase no sean las mismas que las de mi vecina o las de los demás niños que habitan mi barrio, pero sin duda ellos creyeron, imaginaron y pensaron que las cosas iban a pasar como lo acabo de relatar, pero lamentablemente no fue así.
Meses atrás soñábamos con el regreso a clase pero ahora soñamos con que todo vuelva a la realidad normal…a la verdadera realidad, no a esta realidad paralela que estamos viviendo…
FIN.
El tiempo es ahora- The time is now
Siempre me pregunte sobre el valor del tiempo, el destino o simplemente el transcurrir de la vida. Pero, ¿Quien no se lo ha preguntado?, ¿Quien no ha buscado las respuesta?...
Quizás aquí no me has conocido lo suficiente, por eso desearía que retrocedemos un poco en el tiempo, ponte cómodo para que juntos lleguemos a comprender que el tiempo tiene pies, que el tiempo tiene prisa y que el tiempo es ahora.
Solo al despertar en mi habitación veo que ya es tarde, mi cuarto pintado de un rosado pálido en dos paredes y en las otras dos con un violeta oscuro, las mesas de noches tiene unos juguetes que utilizaba cuando era más pequeña, la peinadora esta cerca de una ventana de lo cual impide la luz del sol y eso lo agradezco.
Al salir se que mi hermana esta afuera haciendo cualquier cosa y aprovechó para darme una ducha ya que el sol oriental es muy fuerte, siempre me ha gustado el clima de la zona, mi casa esta rodeado de empresas, residencia, una Universidad y la secundaria que esta muy adyacente a mi casa.
¿Sabes que es lo que más me gusta de sentir el agua fresca en mi piel? , creo que entro en el por ciento de personas que disfruta el agua fría al despertar, esa personita soy yo. A terminar de acomodarme salgo a la salita de mi casa en donde veo que mi hermana esta revisando el celular ella ahorita está con los de las redes sociales y pasa tiempo hablando con sus amistades.
Al sentarme a su lado, ella solo levanta su rostro, dejando ver sus mejillas rosa, sus ojos miel me ve con travesura y alegría ambas nos llevamos bien, nuestra hermandad se volvió más fuerte durante la cuarentena y eso me hace sentir feliz.
Los amigos que creía que tenía no están por ninguna parte, solo ella y mis padres, por eso durante la cuarentena he estado haciendo otras cosas, de las cuales me mantiene alejada de las redes sociales.
Alexandra es muy bonito nombre, su nombre es el significado de piedra preciosa, ella solo deja el teléfono a un lado que nos dejó nuestra mamá ya que ella trabaja durante el día igual que nuestro papá, nos disponemos hablar de cosas triviales, de todas esas cosas nombramos a nuestra familia.
La familia para mi es lo más importante del mundo y el regalo más maravilloso que Dios nos ha dado.
Escucho la llamada de entrada de lo cual hace que mi hermana conteste, cosa rara ya que siempre ella me da la llamada a mi para contestar, me levanto para comer el desayuno mientras que noto que su rostro cambia, Alexandra expresa mucho con sus gesto se que ella no se ha dado de cuenta pero noto que cuelga preocupada.
-¿Que pasó? - le digo, mi tono de voz es audible y casi temblorosa.
-No te vas a poner a llorar, ¿Verdad? -dice, eso me incómoda más yo solo niego con mi cabeza.
-¿Que pasó? - le devuelvo la pregunta.
-La abuela Marina murió- ¿sabes que se oye? , miles de trozos cayendo al suelo, mi abuela Marina es una abuela política no es de sangre, pero si es de hechos y de amor, mis ojos se cristaliza y se que estoy a punto de llorar, ella solo me mira como un lo sabía.
Mi hermana Alexandra es menor que yo pero es muy fuerte.
Podria contarle que paso en detalles pero el tiempo es agotable, mi abuela Marina era una persona que disfrute y ame, en cada momento,pero lo que aprendí desde ese instante que el tiempo no espera a nadie solo sigue, mi abuela murió de un infarto no hubo nadie que dijera "MAÑANA SE IRÁ", nadie se lo esperaba ella dormía en su cuarto sola y dormida murió, no sufrió dolor, solo siguió, ella siguió a ese sueño profundo que habla Eclesiastés en la Biblia.
El tiempo es demasiado para el que espera, Extenso para el que sufre, corto para el que ríe y muy rápido para el que ama.
No era la primera vez que pensaba que la muerte llega sin avisar, pero desde ese día empece a valorar más qe nunca el tiempo y la vida, también me di de cuenta que el tiempo no son solos horas y minutos, redondeandolos en años.
Si no que el tiempo es la vida y en la vida esta las personas que el destino coloca.
Siempre creemos que quedará más tiempo, pero el tiempo acaba y es ahora que empieza su cuenta regresiva, en esta parte me conoces un poco, te dejó ver en medio de letras un poco de mi, pero mientras que camino de regreso a mi casa ya que vengo del colegio puedo observar decenas de personas y de escenas distintas.
Decenas de personas que anda por la vida, muchos sin soñar, otros con metas, otros con historias que no cuenta, otros que solo vive, observo sus gesto y sus faciones, me parezco a ellos por el simple hecho de ser humana.
Durante la cuarentena aprendí que el tiempo es importante muchos de nosotros ahora escribimos nuestras historia desde otros puntos, de los cuales sabemos que es muy diferente a lo que llegamos a imaginar, hemos crecido, hemos aprendido, hemos vivido...
Durante la cuarentena observe que el tiempo no lo para nadie, ayer fue enero y hoy es diciembre.
Mientras sigo mi camino, veo que apenas mi reloj esta empezando agotarse ya que no es inagotable, pero mi tiempo y mi vida lo he puesto para aprender y crecer como persona, creciendo en valores, conocimiento y talento, ¿Como esta tu tiempo?, ¿Lo estas perdiendo?, el tiempo y la vida va de la mano.
El tiempo transforma.
El tiempo cambia.
En esta vida hay muchas cosas que aprender, la vida nos enseña, por eso te digo a ti joven Venezolano, no pierdas tu tiempo, mañana no sabemos si seguimos vivo, por eso vivamos el hoy de la forma correcta.
Eres libre en soñar, en hacer tus metas en realidad, Eres capaz de lograr todas tus cosas con trabajo, eres el escritor de tu historia, vive la vida que sueñas, por que el tiempo es ahora.
FIN.
Con Amor y Humor mi Relato en Cuarentena
Mi mayor expresión en este preciso momento sería de asombro, en esta noche con esta agradable brisa que me inspira a relatar todo, pero es que santo cielo… Pareciera ayer cuando comenzaron esta serie de cambios tan drásticos e inesperados. Recuerdo cuando veía la televisión y decía para ese entonces, “No creo que eso pueda afectarnos, Por favor está al otro lado del mundo”, que cerrada de pico tuve. Lo recuerdo muy bien, un viernes 13 de marzo donde nos mandaron a nuestras casas, y así iniciaron todas estas anécdotas que contare a continuación, iniciemos esta aventura, siéntanse cómodos y cómodas los invito a leerla y disfrutarla.
Empiezo referenciando a “En Búsqueda de la Felicidad (2006)”, esta parte de mi vida la llamo “Estrés”, pues siendo francos, la pandemia inicio a tres días de mi cumpleaños, por obvias razones no celebre mi cumpleaños en una reunión, pero si me tome unas ¿vacaciones?, suena absurdo, pero era mi cumpleaños y sentí que merecía día de descanso. Un día de descanso se volvió una semana, y de una semana en casa decidí empezar a entrenar para aprovechar el tiempo (es curioso que hacer ejercicio también sea procrastinar), en fin, dos meses así. Y llega esa tarde del jueves a las 03:40 pm, me llamo mi profesora guía… una discusión de 40 minutos ¿quizás?, para resumir el meollo, tenía dos meses de actividades y trabajos pendientes por hacer, con toda sinceridad, me tomo desprevenido, aunque estaba consciente de que habían clases. Creo que mi parte favorita de esa discusión fue a mí mismo diciendo “Pero ya va profesora, ¿cómo que un poema del Covid-19?, con todo respeto, pero no será muy bonito”, y bueno empezó una carrera contra el reloj, que no he vuelto a repetir, ni tampoco quiero Dios, fue un caos.
Para este punto quiero aclarar, yo realmente soy un estudiante notablemente bueno, (solo que, pues eran mis vacaciones). Estas anécdotas siempre me las tomo con mucho humor, disfrute bastante de los trabajos, me parecían entretenidos y muy didácticos, me resultaron fascinantes y me permitieron desarrollar nuevas habilidades. Y fue así como pase los últimos dos lapsos escolares del 2do año de secundaria, estaba muy feliz porque pensaba que para el 3er año ya volveríamos a las aulas. Cuando me llego ese mensaje, “Felicidades y bienvenidos a 3er año, dentro de una semana les enviaremos sus actividades”, fue mi segunda cerrada de pico.
En ese momento, siendo el tercer trimestre del año 2020, preferí apegarme a la idea de que me quedaría un tiempo muy extenso estudiando desde casa. Pero fue muchísimo más relajado y enriquecedor, me motivo mucho encontrar mi pasión, ayudar a las personas, se me hace tan satisfactorio brindar mi ayuda y apoyo a todos, siendo lo que más me sorprende, lograrlo aun en la distancia. Para mí la ayuda no la merece quien tenga merito o razón para ser ayudado, todos tienen el mismo derecho a ser ayudados y merecer tu apoyo incondicional. Pase el primer periodo de lo que fue el 3er año estudiando y ayudando a mis compañeros, no solo con las clases o la presión de estas. A través de este relato yo narro mi experiencia, quizá muy distinta a otras, muchos semejantes sufrían de la presión del estrés, la ansiedad y los efectos de estas, otros con problemas familiares o sociales.
Esta parte de mi vida se llama, “Ayudar” es lo que para mí, fue lo más importante que pude haber hecho, despertar un espíritu de apoyo y de ser más humano… volverme un amigo de los que pudieron dañarme en un pasado, con el motivo de dar toda mi energía porqué mis compañeros lograran llegar a una mayor paz.
Sin embargo el 2021 inició muy difícil para mí, descubrí síntomas de lo que podía ser letal para mí, no profundizare mucho al respecto, todo fue muy pesado durante el tiempo en el que no tenía la certeza de saber que todo estaba bien conmigo, omití muchas cosas, estaba bastante decaído, me centre más en estudiar y no pensar en aquello, seguí ayudando a todos los que me pedían ayuda, eso irónicamente, me ayudaba también.
Quise esperar a llegar a esta parte de mi historia para presentarme. Muchísimo gusto me llamo Sebastián, es un placer, les he contado ya un año de mi vida, si les he caído bien mis queridos lectores pueden llamarme Sebas, para mayo de este año ya había aclarado mis inquietudes y sentirme más aliviado con mi salud, fue como volver a nacer.
Mi casa se sintió tan cálida durante este tiempo, mi madre cantando (desentonada, pero la amo), mi padre enseñándome a conservar la paz y fortalecer los valores, y el pasar mucho tiempo con mi hermano, viendo una cantidad increíble de películas y series que fueron de mi interés para enriquecer mi capacidad creativa. Desarrolle muchas habilidades, entre las que más me emociona es el aprender el lenguaje de señas, quiero poder comunicarme con los que usan este medio de comunicación y dar mi esfuerzo en comprenderlas y ayudarlas. También me apegue mucho más a nuestra cultura, aprendí a tocar el cuatro y usar la fibra de plátano para artesanías varias, me interesa y me emociona el haber aprendido tantas cosas.
Y llego alguien muy especial a mi vida (me es difícil ocultar mi sonrisa al contar esto), una chica simplemente genial y maravillosa, talentosa y fascinante en todo, y lo que a mi concierne, una de las conexiones más increíbles del universo, fue encontrar tanta alegría, mis días son muchísimo más felices desde que ella está conmigo, la persona con la que me toco compartir y descubrir lo bonito que es la vida. Por muchísimo tiempo yo había ayudado a las personas, pero ella me ha dado toda la ayuda y confort que necesita mi alma.
Realmente quería darle un espacio en mi relato, poder decirles que desde que ella llego, mi vida pasó de ser “En búsqueda de la felicidad”, a un bonito musical de mucha alegría y amor, la conocí en redes sociales, notamos que compartíamos gustos. Después de suspirar un poco quiero agregar que ella y yo creamos un proyecto que consiste en brindar ayuda a través de las redes, en una mezcla de humor y autorreflexión, una idea que tenía desde hace mucho tiempo pero ella me ayudo a concretarla, hemos llegado a más de mil usuarios y queremos continuarlo, también quiero enseñarle a los seguidores el valor y lo curioso que es nuestro arte tradicional y las distintas expresiones artísticas con las que pueden expresar sus pensamientos y emociones.
Una locura este año, con toda mi alegría lo expreso, logre cosas que pensé que haría en un futuro de cinco años a lo máximo, realmente fantástico. Como estudiante es natural que mi vida y rutina gire alrededor de los estudios, como lo hice, pero al mismo tiempo cree nuevas maneras de estudiar y realmente aprender más allá, y compartirlas para la ayuda y aprendizaje de todos, y no solo desde lo académico, sino también en lo personal, social y emocional, expandí mis habilidades con el apoyo principal de mi hermano y de la persona especial que quizás sea la mayor alegría de este año y de mi vida, con ella tengo muchos más proyectos a futuro, pero esos serán pronto nuevos relatos.
Puedo mencionar el increíble aprecio que les tengo a los organizadores de este proyecto por interesarse en motivar a la juventud de Venezuela en contar sus experiencias. Si tuviera que dar un mensaje a la juventud, les pediría, que sigan sus sueños, pero no en búsqueda de ser idolatrados o muy aclamados, lo que realmente necesitamos es más humanidad, para recuperar la solidaridad y alegría en este mundo, y así consagrar la paz.
Y si hay inquietud en todo lo que estamos viviendo, si hay preocupación o miedo, recuerden que “Todo va a estar bien al final. Si no está bien, no es el fin” (John Lennon).
FIN.
Tal vez mañana
Todo sucedió como una cadena de eventos que jamás pensé estarían a punto de impactar. Un día mientras me alistaba para ir al colegio vi en el noticiero un reportaje, exponía como epidemia a la enfermedad por coronavirus (COVID-19), durante todo el día medité las imágenes. En mi clase de inglés manifesté mi preocupación, pero aún lo consideraban como algo distante: “Está muy lejos de aquí “. Meses después la OMS declaró estado de pandemia; cursaba entonces mi tercer año de secundaria. Las nuevas asignaturas me parecían fascinantes, la graduación de mi hermano se aproximaba, las invitaciones para cumpleaños eran varias y la emoción por ser la editora en jefe de un periódico escolar me embargaba, no obstante, la vida de todos paulatinamente se aproxima al cambio.
Era viernes, lo recuerdo muy bien. Así sin más, al despertarme ya corría el rumor, en la tarde estaba confirmado; el virus a mi país había llegado. Reconozco que al oír la palabra” cuarentena” pensé que solo serían cuarenta días, posteriormente comprendí que el término tiene una índole más extensiva. Súbitamente, ya tenía otro vocabulario, medidas de bioseguridad, ¿Qué es SARS-CoV-2? ¿Diferencia entre virus y enfermedad?, Coronavirus; en conjunto con las millones de búsquedas en la web, ese era mi historial. Drástico, inesperado e indetenible, el cambio en la vida parecía de ciencia ficción.
Opté por adaptar mi horario y rutina, seguía despertándome muy temprano, aun que ya no tenía que arreglar mi uniforme o correr para que el transporte no me dejara. Las asignaciones académicas eran bastantes, nuevos temas sin profesores, e-mails, nueva planificación. Aquellas celebraciones que me emocionaban tuvieron que ser dejadas a un lado, protegernos entre todos era la prioridad. Ya no me recibiría al salir de mis clases matutinas la biblioteca central donde entregaba y retiraba como grandes tesoros a los libros.
En una primera instancia todo se sentía lento y difuso. En casa nos organizamos con las tareas y poco a poco las cosas tomaron su propio curso. Juntos evitamos procrastinar y realizábamos planes para cumplir pequeñas metas diarias; con tole rancia, colaboración y amor, así cada día se fue llenando nuestro calendario. A mis abuelitos les explicamos por qué ya no podían salir a charlar, a ellos también les afecto el cambio, poco a poco juntos en familia les fuimos enseñando. Ahora las llamadas y los mensajes son sus aliados. Nuestro hogar se convirtió no solo en el espacio donde convivimos con nuestra familia y habitamos de forma correspondiente. Ahora era un único espacio para estudio, recreación y demás actividades.
Tuve la oportunidad de viajar entre las páginas, presenciar aventuras con Verne, reír con Dickens, llorar ante las tragedias de Shakespeare y sentirme un tanto perdida con las antologías de filosofía; sin embargo, hay cosas que ni los poemas de Tennyson, la épica de Homero o los textos de eruditos te pueden enseñar, ¡Un misterio que consideraba digno de Holmes!
Pues verán, desde muy pequeña he sido autodidacta, me encanta aprender y reconocer a la educación como una oportunidad. Aprendí inglés y programación porque me lo propuse y trate de enfocarme en mis estudios e idear nuevos métodos de aprendizaje. Se me dificultó no sentirme abrumada, dada la carencia a una buena conexión a internet, mi autoexigencia y el miedo a perder a un familiar a causa del virus. Todo era como una gran nubecumulonimbos, de esas que se forman cuando llega una tormenta y cada vez se hacía más grande, envolviendo una atmósfera que creía lúgubre.
Más de un año había pasado y aún me preguntaba: ¿Por qué a veces como un eco lejano, yo me sentía desadaptada? las personas eran las mismas, solo que con tapabocas ¿no?, si no era muy extrovertida, ¿Por qué me afecta no poder abrazar?, ¿Por qué me molestaba que desconocidos no tomaban en cuenta las medidas de bioseguridad?
Yo no veía estadísticas en las noticias, veía a seres humanos que recién habían perdido a un familiar, veía a los niños que ahora eran huérfanos, sentía como si el mundo se estuviera pintado de gris y que los pájaros no querían cantar. Indudablemente cualquier niño quiere vivir un evento extraordinario, pero que pasa cuando se vive en uno que nadie hubiera deseado. ¿Volvería a ver a mis amigos? ¿Seguiría con mis expectativas académicas?
Miraba el reloj de la sala, apuntaba a las calles vacías y poco a poco trataba de recordar como era antes la vida, mientras me sentía atrapada en esa famosa pintura donde los relojes se derriten; a diferencia que dicho cuadro no es más que una obra surrealista de Dalí y esta era mi realidad. Según la excelentísima RAE, migrar es trasladarse desde el lugar en que se habita a otro diferente, para mí el reorganizar toda mi rutina otra vez y alejarme de mi papá era una definición más acertada. Entre maletas y sollozos le expresé mi adiós, preocupada por la incertidumbre de no volverlos a encontrar, su propia seguridad debido al virus y la nueva transición que se aproximaba.
Un día me decidí y comenté mis inquietudes a mi círculo familiar, afortunadamente ellos no me respondieron de la misma forma que lo haría el famoso Holmes, pues fueron mucho más comprensivos; me ayudaron a percibir que esta época será par te de la vida de todos, pero debemos recordar los aspectos positivos y las lecciones que nos ha de dejar.
Los intentos de repostería, las obras de teatro improvisadas, el rescate de una gatita ciega, el nacimiento de un primo y la constante ayuda con las tareas. Esas son las experiencias que en los libros vivientes de mi familia perdurarán.
En mi colegio hay una frase escrita en uno de los muros principales: “Comienza por hacer lo que es necesario; después lo que es posible, y de repente, estarás haciendo lo imposible.”, todos los días recordaba esta cita de San Francisco de Asís, tal como una forma de afrontar todos los eventos alrededor, me ayudan a seguir soñando y a pintar mi mundo de color. Tener resiliencia no es sinónimo de conformidad, sino de valentía para superar los obstáculos, niños, jóvenes, adultos todos vivimos nuestra propia historia.
Tal vez mi hermano no tuvo la oportunidad experimentar su ceremonia de graduación, tal vez yo recordaré con extraña nostalgia los pasillos del colegio y las presentaciones en el salón, tal vez hay amigos que ya no están. Tal vez el lunes en el colegio me reencontraré con mis compañeros y profesores, tal vez ya cambió para siempre nuestro estilo de vida. Tal vez mañana será un mejor día.
Me gusta pensar que ese “tal vez” está lleno de infinitas posibilidades, no solo con incertidumbre sino también de pequeñas actitudes y momentos que construirán un mundo mejor. Ser el cambio necesario en el mundo, aprender y reflexionar; así vamos a construir una mejor sociedad.
FIN.