Relatos
ADRIEL BECERRA
Segundo lugar
12 años 

Adriel Becerra: crear historias para abrazar la esperanza

Por: Bianile Rivas | Barinas | El Pitazo

Inspirado en el cuento El almohadón de plumas, del escritor uruguayo Horacio Quiroga, un niño del eje andino barinés creó un texto que ganó el segundo  lugar, categoría relato, del concurso Hagamos la tarea juntos, promovido por UNICEF Venezuela y El Pitazo. Adriel Becerra escribió La silla vacía, en el que cuenta la historia de su abuela Matilde, cuya pérdida aún lamenta 
 

                                                                 
Me inspiré en El almohadón de plumas, un cuento de Horacio Quiroga que narra la historia de una pareja que sufre una pérdida, igual que yo”, destaca con convicción.  


A sus 12 años, Adriel Becerra es un prospecto de escritor. No ha leído mucho, asegura, pero ya sorprendió con su primer relato, La silla vacía, en el que cuenta la historia de su abuela Matilde, una mujer a la que amó hasta el infinito y a cuya muerte aún no se resigna.  

“Me inspiré en El almohadón de plumas, un cuento de Horacio Quiroga que narra la historia de una pareja que sufre una pérdida, igual que yo”, destaca con convicción frente a la cámara, ante la que aparece sentado en un mueble de color azul mar que hace juego con su chaqueta deportiva. 

Recostado en el sofá y en medio del silencio de la sala de su casa, ubicada en Santa Bárbara de Barinas, a unos 643 kilómetros de Caracas, Adriel luce seguro de sí mismo y feliz de haber ganado su primer premio como narrador de historias. Obtuvo el segundo lugar en la categoría relato del concurso Hagamos la tarea juntos, en el que participó junto a un grupo de niños, en edades entre 10 y 12 años, que atendieron la convocatoria de El Pitazo y UNICEF Venezuela. De entrada anuncia que estudia segundo año de educación básica y que es uno de los mejores alumnos de la escuela Moral y Luces de su pueblo del eje andino barinés. Su acento delata de inmediato su gentilicio.   

Para crear su relato, Adriel dice que se inspiró en su abuela materna, Matilde. “Ella era mi ejemplo. Intentaba siempre que yo saliera adelante, costara lo que costara, sin que nada importara. Y se justifica diciendo: “Esa fue la razón por la que me inspiré”.

Como todo artista, Adriel quiere que su relato trascienda y, fundamentalmente, que este se convierta en un referente para abrazar la esperanza. Quiere que La silla vacía, a la que con orgullo llama “mi obra”, llegue a sus familiares, a sus seres queridos y especialmente a las personas que todavía no conoce, pero que han pasado por su misma situación: que han perdido a sus seres queridos y quedaron sin fe y sin ganas de seguir adelante. 

“El mensaje que les transmito es que no se desanimen. Les aconsejo que no hagan eso, sino que sigan adelante porque aún hay personas en sus hogares a las que deben abrazar y besar todos los días mientras las tengan. Nunca se sabe la fecha en que estas se irán para siempre”, precisa.  

Cuatro meses después de la convocatoria del concurso y luego de haber recibido el premio, a Adriel le parece sencillo su proceso creativo. Pero al principio, confiesa, no fue así, al extremo de que le tuvo que pedir ayuda a su mamá, Maybe Taquiva, para definir el tipo y el foco de la historia.

 Adriel recuerda su proceso: “Comencé con un dibujo y después de eso no sabía qué hacer. Le pedí ayuda a mi mamá, que es profesora de Castellano, para que me diera alguna idea de cómo lo podía realizar, porque yo inicialmente pensé en una historieta. Ella me dijo que comenzará con un inicio, un desarrollo y un cierre. Así fui colocando más palabras y expresando mis sentimientos, y así se volvió más largo y terminó siendo un relato”.

Pese a que La silla vacía es una historia real, este joven narrador no piensa quedarse mucho tiempo en este tipo de crónica, porque el género que más le gusta es la ficción. “Para el próximo concurso me gustaría escribir sobre ciencia ficción porque me encanta”, explica.

Adriel Becerra no piensa solo en su proyecto de escritor. Alienta a sus compañeros de concurso que no resultaron ganadores y al resto de sus amigos que no logran algo de un solo tirón, a que no se rindan, que sigan adelante ante las adversidades. “Si ponen un poco de esfuerzo en lo que hacen, todo va a salir bien, ya verán”, les dice.

Antes de escuchar la pregunta, Adriel nos dijo a quienes les dedicó su premio: primero a Dios, luego “a mi abuela Matilde que me inspiró a hacer este relato, y que, justamente, hoy está cumpliendo dos años de haberse ido. También a mi mama que me ayudó a corregir cuando lo estaba haciendo”. La entrevista con Adriel Becerra fue realizada el pasado 25 de febrero.

 —Seguiré creando historias como estas porque me suena muy interesante y muy atractivo, señala para despedirse.

El Almohadón de Plumas es un relato trágico en el que se describe cómo una rara enfermedad consume lentamente la vida de una mujer llamada Alicia. Ella inicia su vida de casada con el frío abrazo de la soledad. Pasa los días en una enorme casa, y por la noche, sin saberlo, se acuesta con la muerte. Este cuento pertenece a la colección de 17 relatos que se recogen en “Cuentos de amor de locura y de muerte'' (1917), del escritor uruguayo Horacio Quiroga. En esta colección de cuentos el autor aborda temas como la deshumanización del hombre, la muerte y la lucha del hombre contra la naturaleza, entre otros temas de horror y locura. (Vista Higher Learning Blog)